

¿Quién Soy?
Mis más simples opiniones,
mis creencias fundamentales y
mis profundas convicciones de vida.
Esta es una de esas preguntas que siempre solemos responder con mucha ligereza, y aunque parece una pregunta fácil, la verdad es que su respuesta es mucho más compleja de lo que normalmente oímos. Es por eso que, sin llegar a ser demasiado extenso o muy superficial, trataré de abordar esta interesante e importantísima pregunta.
Por lo general, si alguien te pregunta quién eres, lo primero que respondes es diciendo algo como esto: “Soy Fulano de tal”; y realmente, eso no responde a ¿quién eres?, sino a ¿cómo te llamas? O quizás, ante la “simple” pregunta, respondes algo así: “Soy Venezolano”; pero, realmente eso tampoco responde a ¿quién eres?, sino a ¿dónde naciste? O tal vez, respondes: “Soy Ingeniero tal”; aunque una vez más, eso no responde a la pregunta ¿quién eres?, sino a ¿cuál es tu profesión? O puede que respondas: “Soy hombre”; y adivina qué, tampoco eso responde a la pregunta ¿quién eres?, sino a ¿qué sexo eres? Bueno, la lista pudiera continuar y hacerse interminable.
A este punto, estoy seguro que debes haberte dado cuenta de lo filosófico y existencial que resulta responder, tan “simple” interrogante. Es más, quiero ir un poco más allá… Por ejemplo, si te preguntara: Cuando estás parado frente a un espejo ¿qué ves?, casi podría apostar a que responderías esto: “Soy yo”; y volveríamos al punto de inicio nuevamente. Yo te diría: Eso que ves no eres tú, sino el cuerpo que tú tienes. Tú eres lo que no se ve, lo invisible, lo que está por dentro. Lo de afuera, lo visible, es tu cuerpo, tu “carapacho“. ¿Te está dando dolor de cabeza?
Debes haber notado algo, tres de las cuatro respuestas dadas anteriormente se relacionan con la cédula de identidad: “Soy Fulano de tal”, “Soy Venezolano”, y “Soy hombre”. Quiero que pienses en esto: ¿Quién soy? ¡Sí! Tiene que ver con identidad. Pero la identidad nos relaciona o vincula necesariamente a dos seres vivos, mi padre por un lado, y Dios por el otro. Así, un hijo está vinculado a sus padres físicamente por su sangre, y para aquellos que tenemos nuestra fe puesta en Dios, Él es la fuente de origen, el Creador de todo cuanto existe, en dos palabras, nuestro Creador; y esto hace que nuestro vínculo con Él sea un vínculo primario. De manera que, con nuestros padres estamos vinculados, desde y hasta, de una manera finita, mientras que con Dios estamos vinculados, desde y hasta, eternamente. Veámoslo así, Dios es espíritu, pero también tiene alma, esto quiere decir que tiene mente (pensamientos), corazón (emociones), y voluntad (decisiones), y esto es lo que le confiere a Dios su personalidad. Ahora bien, la Biblia dice que (y a diferencia de cualquier otro ser creado) fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Y con esto de “a semejanza” se refiere a la manera que fuimos constituidos en nuestro ser. El apóstol Pablo lo expresó en 1 Tesalonicenses 5:23 con estas palabras: “…y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo…”. He ahí la semejanza con Dios.
En conclusión, no hay manera de que puedas responder ¿quién soy? sin que busques y encuentres tu identidad en Dios, tu vínculo primario. Descubrir el mundo más allá de lo que vemos, eso es vivir por fe, una vida con una identidad de lo eterno y de ilimitadas oportunidades. Todo lo demás, vivir bajo identidad terrenal, será infructuoso, incompleto y temporal. ¡En serio!
Dios te bendiga…
Fuiste diseñado para elegir, y tus decisiones te definen.
Claudio Auteri T.