Fueron muchas las ocasiones en que caí en algún hueco en la carretera mientras conducía. ¡Sí! Ya sé lo que estás pensando, pero realmente, no se trataba de falta de pericia. Si conocieras el lugar donde vivía, sabrías que es casi inevitable caer en uno de estos “baches” de vez en cuando.
Caer en un hueco, por lo general, no resulta tan grave. Pero en ocasiones puede llegar a ser todo un desastre. Todo depende del tipo de hueco que te encuentres y la manera en que caigas en él. Recuerdo claramente una ocasión en la que mi carro estuvo casi tres semanas en el taller mecánico luego de caer en un profundo hueco. ¡Qué bueno que no todos son así!. Aunque la verdad es que también esos “pequeños huecos”, van desajustando tu carro poco a poco.
Lo cierto es que en la definición del diccionario, la palabra bache no solo significa “hoyo en el pavimento”, también significa “mal momento en la vida de una persona”. Con esto, quiero decir que hay un tipo de “golpes” y un tipo de “taller” que no tienen nada que ver con tu carro, sino contigo. En pocas palabras, los golpes que recibes en el camino de la vida.
Los primeros golpes en la vida ni siquiera los recordamos. ¡Claro! De hecho, cuando llegamos a este mundo nos recibieron con una nalgada. Quién sabe cuántos golpes y golpecitos seguimos recibiendo, pero en honor a la verdad, a medida que fuimos creciendo y de una manera ya consciente, experimentamos los “baches en el camino” de nuestra vida.
Algunos de estos baches tuvieron que ver con mi cuerpo:
De niño me cayó un plato de sopa hirviendo.
De muchacho me caí por unas escaleras.
De joven me atravesó el brazo izquierdo un espejo de 8mm.
Tuve un par de accidentes en carretera.
Etcétera.
Otros baches tuvieron que ver con mi alma:
Autoestima deficiente.
Sentimientos de rechazo.
Complejos por in-adecuación.
Etcétera.
¿Recuerdas que te dije lo inevitable que es caer en uno de esos huecos donde vivo? De igual modo, en el camino de la vida es inevitable sufrir las consecuencias de los baches en el camino. Nadie está exento. Tú tampoco.
En mi caso, la cantidad de huecos requería de un buen taller que se hiciera cargo de hacer las reparaciones y los ajustes necesarios. Pero sabemos que encontrar un buen taller no es trabajo fácil. Sin embargo, un día me recomendaron un taller maravilloso, y acepté ir. Por si lo necesitas, te lo recomiendo: “El taller del Maestro”.
Dios te bendiga...
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