Aunque ciertamente son pocas las cosas que uno puede recordar de su niñez temprana, no es menos cierto que desde entonces, poco a poco fuimos “descubriendo” el mundo a nuestro alrededor.
En mi caso, mis “descubrimientos” comenzaron desde lo más obvio, como que el fuego quema; pasando por lo más manipulador, como que si tenía malestar me llenaban de cuidados; siguiendo por lo más sorprendente, como que mi tío era mi tío porque era hermano de mi papá. ¡Qué tal!
Quiero recordarte que era tan solo un niño. Pero a decir verdad, me he dado cuenta de que a lo largo de toda mi vida he seguido “descubriendo” un sinfín de cosas. Es más, estoy convencido de que son muchísimas las cosas que todavía me faltan por “descubrir”.
Entre las cosas más importantes que he “descubierto” están, el que no todas las cosas son lo que parecen ser, que no todo lo que me enseñaron es cierto, y que somos muy superficiales ante las grandes interrogantes de la vida.
Es por eso que hoy te invito, te motivo y te desafío a que empeñes tu vida en convertirte en un gran “descubridor” apasionado. Por cierto, lo más grande que “descubrí” en mi vida, es a Dios y su infinito amor.
Dios te bendiga…
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