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Tres cosas han cambiado

Actualizado: 30 jun 2023



Todo ha cambiado, incluyendo tu entorno, tú mismo, y las personas que lideras. Y no son alteraciones menores, sino cambios masivos. Echemos un vistazo...


CAMBIO #1: Tu entorno ha cambiado

Quizá el cambio más común y visible en nuestro entorno es el número masivo de personas que de repente salieron de los edificios de oficinas y comenzaron a trabajar desde sus casas. En un artículo en Forbes, Falon Fatemi explica: Según las investigaciones de Gartner, casi tres cuartas partes (74%) de los CFO esperan pasar a un número de empleados que antes estaban en las instalaciones, a entornos de trabajo remotos de manera permanente después del COVID-19. Esta transición está impulsada principalmente por un deseo de reducir los costos de los inmuebles comerciales... En la era pospandemia, aunque algunas compañías tomarán la decisión de hacer una transición del 100% de su fuerza laboral a un entorno de trabajo remoto, es muy posible que la mayoría de las empresas opten por un enfoque hibrido que permita a empleados seleccionados que trabajar de forma remota, o que todos los empleados trabajen de forma remota parte del tiempo. Para reclutar talento de primera, las empresas necesitarán pensar muy bien cómo será su política de trabajo remoto. ¿Quién puede trabajar de forma remota? ¿Hay un proceso de aplicación? ¿Cuál será si lo hay?


Lo seguro es que algunos cambios son permanentes, pero otros son temporales. La compra en el Internet para el rango total de bienes de consumo estaba aumentando ya antes de la pandemia, y no disminuirá mucho, si es que disminuye, cuando termine. Pero muchos estamos contando los días para poder dejar de pedir comida para llevar y regresar a nuestros restaurantes favoritos.


CAMBIO #2: Tú has cambiado

Si crees que el estrés asociado con la pandemia no te ha afectado, estás viviendo en un mundo de ensueño. No, la mayoría de nosotros no hemos sucumbido bajo la presión, pero hemos aprendida a vivir con una incesante incertidumbre y un bote salvavidas lleno de temores incómodos: “¿Me enfermaré?”. “Y qué ocurrirá si tenemos que volver a cerrar… otra vez?”. “¿Me llegará el dinero hasta que todo esto termine?”. “¿Cómo está afectando esto a nuestros hijos?”. “Llevo meses sin ver a mi mamá anciana. Sé que está muy sola". "No estoy seguro de si podré tener las respuestas correctas, incluso si las tendré lo suficientemente rápido".

Como líderes, siempre hemos llevado la carga de lanzar la visión, crear planes y liderar a la gente hacia un futuro mejor, pero cuando el futuro está nublado y la gente nos mira más que nunca, la carga puede ser insoportable.


El miedo a las amenazas reales es una reacción muy normal y necesaria. Cuando un automóvil hace un viraje delante de nosotros, una ráfaga de adrenalina nos alerta y reaccionamos para evitar una colisión. A la subida inmediata le sigue rápidamente un regreso al equilibrio. Pero ¿qué ocurre cuando es un auto tras otro? La subida de adrenalina crónica nos hace estar siempre atentos, híper alertas, y en modo reactivo. Nuestro

cuerpo y nuestra alma no fueron creados para eso.


CAMBIO #3: La gente a tu alrededor ha cambiado

Sí, eres un líder dotado y atento, pero es un error suponer que has protegido del estrés de la etapa de la pandemia a tu equipo, a tu familia y a otras personas a las que sirves. La salud mental siempre ha sido una preocupación para los líderes de la empresa, la iglesia, y las organizaciones sin fines de lucro, pero la pandemia ha acelerado el problema.


Lucy McBride, médico de cuidados primarios de Washington, D.C., observa:

El COVID-19 básicamente ha vertido un fluido encendedor sobre un fuego preexistente. Ya teníamos enfermedades de desesperación a niveles muy altos en términos de adicción, depresión, trauma, ansiedad, aislamiento, soledad, y muchas más. La pandemia solo ha intensificado los retos de salud mental preexistentes. Y muchas personas se están viendo forzadas a evaluar por primera vez su salud mental.


A cada lugar donde acudimos, nuestras vidas han sido afectadas por el virus. Cuando nos aislamos, estamos haciendo lo que aconsejan los expertos, pero nos perdemos la interacción social, que es el aceite y el combustible de una vida significativa. Cuando nos arriesgamos, nos preguntamos si estamos exponiendo a otros a la enfermedad... o si nos están infectando a nosotros con cada respiración. La incertidumbre es una mentalidad y un estilo de vida corrosivos. La doctora McBride destaca: "El trauma es la reacción por sentirnos inseguros. Estamos hechos para la seguridad, y con un virus invisible, extendido y potencialmente letal en circulación, simplemente no nos sentimos seguros. Como resultado, la gente está luchando con el temor, la vulnerabilidad, la preocupación, la depresión, y a menudo adopta conductas para paralizar estos sentimientos incómodos".


UN PUNTO DE INFLEXIÓN

Las crisis crean caos, pero también ofrecen oportunidades para que los líderes sean creativos y compasivos. La pandemia es un punto de inflexión: el modo en que eran las cosas no es el modo en que serán. ¿Estaremos a la altura del desafío y aprenderemos nuevas formas de liderar?


Tomado de: “El cambio ha cambiado” de Sam Chand

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